El fin del Principio

¡¡¡Vamos, vamos!!!, a divulgar que es lo que nos gusta, a conocer, aprender e investigar aquello que desconocemos y hoy os traigo un principio antropocéntrico, el denominado como Principio Antrópico.

Dicho principio nos sugiere que vivimos en universo confeccionado al mínimo detalle y adaptado para permitir la vida que conocemos.

Si algo tiene el ser humano es que nos distinguimos como especie del resto de seres vivos que conocemos, pues tenemos capacidad para preguntarnos acerca de nuestro lugar en el universo y a su vez esto nos hace tener una visión subjetiva de superioridad sobre las demás especies y por ende nuestra superioridad durante mucho tiempo nos situó en el centro de todo lo que existe.

Vitruvio

Los últimos quinientos años han mejorado bastante dicha perspectiva, dándonos en primer lugar un empujoncito y desplazándonos fuera del centro del sistema solar, es un jaque y mate al geocentrismo. Posteriormente el Sol dejó igualmente de ser el centro del universo a una simple y mediana estrella, una más de los cientos de miles de millones de estrellas que componen nuestra galaxia, la Vía Láctea donde tampoco ocupaba una situación central, si no más bien a unos treinta mil ligeros años luz del su centro. Además hace menos de un siglo que sabemos igualmente que nuestra galaxia quedó también relegada a un puesto más sencillo como es el de ocupar un pequeño asiento en este teatro ocupado por otras dos billones de galaxias que se estima que existen en este universo nuestro.

Los sentidos humanos engañan. Nos creímos dueños de una tierra plana donde todos los astros giraban en torno a nosotros y que todo el universo se aleja isotrópicamente desde nuestra posición ocupando el centro del universo observable gracias al uso de la luz como fuente informadora hasta el mismo momento de la creación universal en la gran explosión.

El principio antrópico defiende un lugar privilegiado para el ser humano pero nuestro lugar ahora marginado en el universo, ahora que ya no somos el centro de nada, no ayuda a este principio.

Otro bastión del principio es nuestra superioridad ante las especies conocidas y la ausencia de vida en otros puntos del universo, sin embargo tal ausencia quizá solo refleja nuestra incapacidad por el momento para hallarla. Fue Enrico Fermi, célebre físico italiano, quien aseguró que es una paradoja que todavía no hubiésemos entablado contacto con ninguna de estas civilizaciones si es que existen.

Fran Drake planteó en su momento, en los años 60, su famosa ecuación que trataba de cuantificar el número de posibles civilizaciones inteligentes que podrían estar conviviendo con nosotros.

Drake

En la ecuación entran en juego algunas variables que es difícil de conocer. Una de ellas es el número de estrellas que albergan planetas y éstos con capacidad para la vida. El enorme número de planetas extrasolares que se vienen descubriendo gracias a telescopios como el Spitzer (puedes verlo aquí) nos hace entender que casi todas las estrellas tienen planetas orbitando en torno a ellas, aunque es menos claro si estos planetas pueden albergar vida y perdurar en el tiempo para dar lugar a seres inteligentes.

Nuestro sistema solar a lo largo de su historia se ha ido adecuando para la aparición de gente inteligente como tú y como yo. Esto viene evidenciado por la presencia de agua líquida en nuestro planeta rocoso a una perfecta distancia de su estrella, hecho que tampoco es tan raro en otros planetas de otras estrellas. Si lo es, sin embargo, que contemos con un satélite bien grande que estabiliza nuestra trayectoria orbital y que mitiga las variaciones climáticas o que tengamos dos gigantes gaseosos en las afueras del sistema solar, uno que atrae a la mayoría de cometas y asteroides potencialmente peligrosos de precipitarse sobre la tierra y golpearnos, algo que puede ser un poco molesto, y otro que estabiliza la órbita del primero para evitar que se acerque al interior del sistema solar.

Otro factor importante es nuestra estrella de tipo amarillo y no del tipo enana roja lo que propiciaría la radiación ultravioleta y las consecuentes mutaciones sobre la vida que ocasionaría.

No menos importante es no solo la aparición de agua en nuestro planeta sino su proporción ya que está en la cantidad adecuada para regular la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera. A esto hay que añadir la posición y trayectoria de nuestro sol en la Vía Láctea para evitar la colisión con otros objetos y galaxias de nuestro entorno, explosiones de supernovas o agujeros negros supermasivos.

Todos estos factores influyen en la posibilidad de existencia de seres «inteligentes» como nosotros en entornos próximos aunque esto no deja de ser especulativo. Puede darse el caso que a cierto nivel de desarrollo el fin de la civilización sea la autodestrucción lo que explicaría nuestros problemas para contactar con ellos.

Otro de los apoyos que encuentra el principio antrópico es la excepcionalidad de las leyes físicas y condiciones ideales de nuestro universo en contrapartida de una lista sin fin de posibilidades que lo hubieran impedido, por ejemplo una pequeña variación en las condiciones iniciales del Big Ban o en la proporción de los elementos generados habría ocasionado un universo muy diferente al que conocemos. Una velocidad de expansión solo algo menor habría dado más importancia a la gravedad frente a otras fuerzas causando que toda la materia permaneciera unida en vez de disgregarla por el universo; en cambio una velocidad algo mayor hubiera evitado las anisotropías iniciales y ciertas condensaciones de materia para dar lugar a las estrella y galaxias.

Igual que ligeras y adecuadas perturbaciones en la densidad de materia dieron lugar a las diferentes estructuras, la relación de proporcionalidad entre las fuerzas fundamentales que las gobiernan permitieron que los átomos se crearan de forma estable y pudieran fusionarse en el interior de las estrellas para dar lugar a los elementos químicos de los que estamos compuestos.

Por tanto existe un cúmulo de circunstancias casi milagrosas que permiten que puedas estar leyendo ahora esta pequeña entrada.

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Es cierto que existe hoy en día un serio debate acerca de si el universo ha sido confeccionado para que la vida resulte posible o si bien estamos aquí como fruto de una evolución posible a su vez a en otros muchos universos con realidades diferentes. En todo caso no es menos cierto que a lo largo de la historia de la ciencia y fruto de la experiencia en disciplinas como la biología o la astronomía sabemos que cualquier idea de predominio de nuestra especie entre las demás es fruto de una perspectiva anómala y de una profunda ignorancia y por tanto no debemos caer de nuevo en el mismo error, a pesar de las apariencias.

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